viernes, 21 de noviembre de 2008

Una deuda inmoral

La sabiduría del poder es única. Percibe la revelación de su historia económica a partir de la era petrolera. Desde 1979 Ecuador es otro. Se incorpora a las finanzas internacionales con el signo de una nueva democracia.
En América Latina las décadas de los ‘70 y ‘80 se definieron por la retirada del Estado de las decisiones económicas. La economía mundial organizó las economías domésticas y el neoliberalismo sentó su modelo, mutatis mutandis, en cada país latinoamericano.
Todo ello implicó una modernización sujetada a un pedal llamado crédito externo. Ecuador no fue la excepción y durante los últimos treinta años siempre le prestó al préstamo. La deuda externa, para las elites –políticas y económicas- del país fue un camino para privatizar el Estado y conducirlo hasta las puertas del sepulcro.
En estos años, por ejemplo, el petróleo dejó las arcas públicas y se colocó en empresas manejadas por diversos ‘consorcios privados nacionales’. Pocos denunciaron el ‘robo’.
La Comisión para la Auditoría Integral del Crédito Público presentó su informe ayer. Contundente en su contenido, enseguida ganó detractores. Por eso la sabiduría del poder es única.
De cara a una opinión pública ansiosa de saber por qué prestamos tanto y nos desarrollamos menos, los ‘ofendidos’ y sus voceros aplican una idea para menospreciar el informe: tiene una carga ideológica.
El informe es duro con los negociadores nacionales, sus vinculaciones y los mecanismos de prestaciones en distintas condiciones y tiempos. El informe, sobre todo, desbarata la irracionalidad de un sistema crediticio escabroso.
¡Claro que tiene una carga ideológica! Lo terrible es que los ‘ofendidos’ crean que cuando negociaban… ¡ellos no la tenían!
La deuda externa, además, estuvo ligada a la consolidación del capitalismo financiero. Una gran consolidación que desbarató nuestra economía en 1999. Pero para los ‘expertos’ esto es ¡pura ideología! Sí, claro. Pero ¿ideología e intereses de quiénes?

Dr. José Rafael Núñez

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