martes, 19 de agosto de 2008

Lo fundamental de la Nueva Constitución

Es muy significativo que lo más fundamental del Proyecto de Nueva Constitución, el sistema económico que ella define, sea de lo que menos se hable en el debate en torno de ella. Y, precisamente para que no hablemos de este tema es que la Iglesia Católica y otras entidades religiosas acusan falsamente al mencionado proyecto de que atenta contra la vida y la familia, pretendiendo aprovecharse de la desinformación de ciertas colectividades.
Otros sectores, incluso los progresistas, democráticos, entre ellos los intelectuales, políticos, gremiales y sindicales, están priorizando en la discusión aspectos que siendo importantes en el ámbito de la superestructura del Estado y de la sociedad, no tienen la dimensión de lo fundamental, que es, insisto, el nuevo sistema económico del que nos habla especialmente el capítulo de la soberanía alimentaria en sus Arts. 281 y 282.Las nuevas estructuras económicas del país, conforme al nuevo proyecto constitucional, se afianzan en privilegiar la pequeña y mediana producción en la agricultura, ganadería, agroindustria, pesca, etc., que involucran a la mayoría de la sociedad ecuatoriana, a diferencia del privilegio de que ha gozado en los anteriores textos constitucionales y en la correspondiente legislación económica y política; esa gran producción destinada fundamentalmente a la exportación y que sólo ha constituido fortunas para reducidos grupos familiares, pero que ha empobrecido a las mayorías sociales, marginadas de la producción y el empleo rentables.
En realidad, las jerarquías religiosas siempre han sido aliadas del poder político dominante, y han sido el árbitro de las discrepancias y contradicciones que tienen entre sí los sectores oligárquicos. Durante la lucha por la emancipación de América en el siglo XIX sostenían que era una herejía de Bolívar y de los demás revolucionarios de entonces arrancarle al Rey de España sus dominios de América, que le habían sido concedidos por “la voluntad de dios con su infinita misericordia”.
Tal concepto sobre la libertad de las colonias de entonces nos permite entender la pretensión de los jerarcas religiosos de hoy, empeñados en que fracase el proyecto de cambio que interesa al pueblo ecuatoriano, preocupados por la permanencia del poder de las oligarquías y del imperio norteamericano sobre nuestro país y los demás países hermanos de América; sometimiento del que se escapan ya, no solo Cuba, sino Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y ahora también Paraguay.

Rómulo Salazar Ochoa

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